Los votos blancos y nulos no son válidos, por lo que esos votos no se cuentan a favor de ningún candidato.
El próximo 20 de agosto de 2023, los ecuatorianos irán a las urnas una vez más. En esta ocasión en las elecciones anticipadas de Ecuador 2023, en la que los ecuatorianos escogerán al próximo Presidente y a los futuros asambleístas.
Al recibir las papeletas, los electores tienen básicamente tres opciones:
• Escoger por uno de los binomios, una de las listas de asambleístas y por el sí o no en las consultas populares.
• Anular el voto.
• Dejar la papeleta en blanco
El voto nulo, de acuerdo con el Código de la Democracia, se considera cuando las papeletas tienen marcas por más de un candidato o lista. También en las que se escriba las palabras nulo, anulado o tenga tachones por fuera de los casilleros.
En cambio, los blancos son cuando no hay ni una sola marca.
A los ciudadanos no les convence ningún candidato
En la mayoría de encuestas que circulan sobre las elecciones presidenciales, en las que se preguntó a una muestra por quién votarían, en el primer o segundo lugar aparece la respuesta: ninguno.
Eso refleja, que a dos semanas del día de los comicios, todavía hay una gran parte de la población que no ha escogido su voto y que podrían estar considerando el nulo.
En las elecciones seccionales de febrero de 2023, el nulo fue la cuarta fuerza política en las votaciones por la Alcaldía de Quito y Guayaquil.
Es decir, hubo candidatos que consiguieron menos votos que el nulo. Por ejemplo, en el caso de Quito: Andrés Páez (12.65%), Pablo Ponce (4.69%), Luz Elena Coloma (3.92%), y Natasha Rojas (2.83%), entre otros.
En la primera vuelta de las elecciones generales de 2021, el nulo llegó al 9,55%. Pero para la segunda vuelta, al reducirse las posibilidades, el nulo ascendió a más del 16%.
Según la politóloga Camila Ulloa, el nulo demuestra la inconformidad del electorado con las propuestas y perfiles de los candidatos. Es una manera de decir: “no quiero que ninguno sea mi Presidente o asambleísta”.
Bajo su análisis, en estas elecciones anticipadas puede influir el corto tiempo que tienen los candidatos para promocionarse en la campaña electoral o la polarización de la política.
¿A quién beneficia el voto nulo?
Según establece la ley, los candidatos que ganan corresponden a aquellos que tengan la mayor cantidad de votos válidos, es decir, únicamente esos que expresamente marcan a favor de un binomio o lista de asambleístas.
Por esa razón, los nulos no se asignan a ninguna opción electoral, es decir, no suman al definir los porcentajes que determinen al ganador.
Eso significa que si en estas elecciones se presentan 11 millones de personas a votar y de ellos, 1 millón vota nulo o blanco, el universo de votos equivale a 10 millones. Y con base en esa cifra se calcula si un candidato puede ganar en primera vuelta, o sea, si llega al menos al 40% y su rival no supera el 29.9%.
Por esa razón, según Ulloa, a algunos candidatos les conviene que se reduzca la cantidad de votos válidos, para tener mayores posibilidades de conseguir el triunfo en una sola vuelta.
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